Hipertexto y literatura

Bajo el título Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen, María Jesús Lamarca nos habla de la irrupción del hipertexto en la literatura, y de cómo éste ha podido hacerse un hueco entre los otros géneros narrativos, gracias esencialmente a tres principales vías: las ediciones genéticas, la narrativa hipertextual y las ediciones críticas.

En este artículo, la autora sostiene la tesis de que no es posible hipertexto sin medios digitales, si bien es cierto que tampoco habría sido posible el hipertexto como tal si antes no hubieran existido una serie de obras antecesoras que le abrieron el camino; como por ejemplo Rayuela, de Julio Cortázar (ya vista en clase). Esta obra es un ejemplo de literatura que, por su peculiar estructura narrativa, y por ofrecer una posibilidad de lectura no lineal, es considerada, junto con otras, las verdaderas “madres” del hipertexto moderno.
Este hipertexto del que hablamos, el que hoy en día conocemos, ha llegado a nuestras manos a través de las nuevas tecnologías, especialmente Internet y todas las posibilidades de navegación que éste ofrece. Con todo, nacen las hiperficciones como un género narrativo más, hoy en día perfectamente factible debido a la gran capacidad que existe de tener acceso al uso de nuevas tecnologías y por consecuente a estas obras.

Las hiperficciones aparecen así con el objetivo de llenar ese vacío de hipertexto literario que el lector empieza a demandar. Se trata de ofrecer a éste la posibilidad de sentirse protagonista del relato, participar de él activamente mediante los vínculos y las múltiples posibilidades que éstos ofrecen (por descontado, cuántos más vínculos haya y mayor sea el número de caminos a explorar, más satisfactoria será la experiencia lectora).
Estas obras, pese a tener una apariencia de complejidad, pueden ser creadas por cualquier internauta mediante programas gratuítos que podemos encontrar en web: Hypercard, Hypermedia o Storyspace (ya conocido por nosotros).

Estamos hablando pues de un nuevo tipo de literatura que, si bien no hegemónico, puede llegar a consolidarse entre los géneros textuales clásicos; dado que ofrece multiplicidad de posibilidades de lectura y, sobretodo, una experiencia cultural totalmente nueva y satisfactoria.

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